Cuando padres y maestros se encuentren, y deben hacerlo y bien a menudo, han de analizar conjuntamente las simples verdades de la vida que se ocultan.
Existe el dolor, no todo es diversión.
Existe el trabajo, no todo es relax.
Existen exigencias y alas.
La exigencia es el sector de transmisión de la cultura, para que el niño, para que el joven estén pertrechados de saber, ideas, creencias, y de sus diferencias.
Las alas son para que sobre la plataforma anterior, puedan emprender el vuelo de su propia vocación y ser.
El error eje de la educación llamada moderna fue creer que las alas crecen por sí mismas y que se puede volar sin punto de apoyo alguno. Es a través de la renuncia de los placeres momentáneos, de la demora del «yo pienso», del aplazamiento del «a mí me parece», de la dilación del «estoy en desacuerdo», y por la vía del cumplimiento de los valores superiores, válidos para todos nosotros, podrá cada uno crecer mejor en lo individual y en el despliegue de sus vocaciones más profundas.
En fin, para ser uno mismo, no hay mejor camino que el de los valores de nosotros mismos.
Eso nos ayudará a vivir.
Eso nos ayudará a convivir.
Equilibremos ahora la balanza.
Exigencia. Trabajo. Esfuerzo. Saber. Saber pensar. Tiempo.
Alas sí, pero sobre una base de cultura y aprendizaje previos.
Hay que emitir mensajes claros.
No es menester endulzar la realidad.
Habrá menos resentimiento, porque no habrá engaño; y hasta existirá la probabilidad de la disminución de la violencia.
Ésa, es la verdad del crecimiento humano.
Jaime Barylko
No hay comentarios:
Publicar un comentario